Esta pieza gira en torno al tren eléctrico que funciona como un espacio de comunicación entre la ciudad y sus contornos, El camino se transforma en una especie de pista regia en medio de la soledad del campo. Es un espacio, intercambio, inicio y final de destinos. No me concentro en las personas que viajan sino en los entornos tenues a través de los cuales pasa e ilumina con la luz que emana de su torre eléctrica. El viaje deja de ser un mero desplazamiento físico para evocar lo desconocido, Qué tan inciertos se pueden contener las historias que se deciden a olvidar.