– By Sandra García Herrera –

Visita la Exposición de Realidad Virtual de la edición actual: PUBLÍCALO 7

Entre los jóvenes artistas cubanos de la última década hay un nombre que se sigue mencionando: Publícalo. A veces para aprobar, otros a cuestionar, pero lo cierto es que este certamen de artes visuales se ha ganado un espacio en la historiografía del arte cubano.

Comenzó en 2013 por iniciativa del Fondo Cubano de Bienes Culturales, una empresa cubana dedicada a la promoción del arte y la artesanía en Cuba, y uno de los méritos de sus organizadores es haber comprendido la necesidad y falta de concursos de este tipo en el panorama de las artes plásticas cubanas..

QUE ES POST-IT?

Post-it es un concurso de arte enfocado a la producción de artistas cubanos bajo 35 años de edad.

Es inclusivo porque permite a artistas de todo el país presentar hasta tres obras en cualquiera de las manifestaciones de las artes visuales. (pintura, escultura, grabado, dibujo, video arte, actuación, etc.).

En cada edición, prestigiosos artistas cubanos, curadores, Se invita a los galeristas y críticos de arte a formar parte del comité de selección y del jurado del premio..

Las obras seleccionadas forman parte de una exposición colectiva que, dependiendo de la cantidad y características del conjunto, ha ocupado hasta cuatro galerías en La Habana.

Los premios consisten en la oportunidad que tiene cada uno de los ganadores de realizar una exposición personal en galerías profesionales de la ciudad., así como la entrega de una dotación económica con la que puedan apoyar la producción de su trabajo.

QUÉ POST-IT DIFERENTE DE OTROS CONCURSOS ORGANIZADOS EN CUBA?

El arte en Cuba tiene una larga tradición de salones y concursos desde las primeras décadas del siglo XX..

Con el triunfo de la Revolución en 1959 y de la creación de instituciones para el desarrollo del arte en todas sus manifestaciones, estas llamadas se diversificaron, que llegó a especializarse en manifestaciones (pintura, grabado, escultura); categorias (para estudiantes, para profesores, para aficionados); y temas (paisaje, retrato, arte erotico, arte ingenuo, pequeño formato).

Cabe señalar que ninguno de estos concursos tuvo carácter comercial, ya que las galerías y espacios expositivos que las acogieron no contaban con las licencias que les permitieran vender las obras expuestas.

La política cultural insistió en que el papel de las galerías era ofrecer un panorama de las artes visuales al público, mientras promueve el trabajo de los artistas. Los planes de marketing de arte no eran una prioridad.

La situación cambió con la creación en 1984 del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), la primera empresa cultural cubana, entre cuyos objetivos sociales estaba precisamente la comercialización de obras de arte. A partir de entonces, las galerías meramente promocionales comenzaron a diferir de las galerías comerciales.

Mientras que el primero tenía el objetivo de promover a los artistas y sus obras, el último, además de promover, Tuvo que diseñar estrategias para lograr también la comercialización de las obras expuestas..

Todo sucedió en un contexto marcado por la ausencia casi total de un mercado interno del arte – un tema que merece un análisis aparte – que pueda contribuir al sustento de la producción artística nacional.

Por eso trabajamos en la presentación de artistas cubanos en exposiciones y ferias internacionales de arte., con la intención de poder realizar ventas y conocer nuevos clientes que pudieran visitar Cuba para adquirir obras de arte.

Con este trasfondo, y ante la desaparición de diversos hechos en los primeros años del siglo XXI, surgió la idea de organizar Post-it, un concurso que respondió a dos necesidades imperantes del arte cubano más emergente: interés en el arte producido por artistas bajo 35 años de edad (y como tal, los que más necesitan apoyo); y la posibilidad real de comercializar legalmente sus obras a través de una galería habilitada para ello.

Precisamente ambos factores han motivado opiniones disímiles por parte de los críticos., artistas, e intelectuales: algunos creen que el carácter comercial del concurso socava la validez estética y conceptual de las obras participantes; Otros desconfían de la institución artística en Cuba y su capacidad para proponer y legitimar artistas u obras.; pero no pocos declaran la validez del proyecto.

Lo que definitivamente diferencia al Post-it de otros concursos de arte en Cuba? Su capacidad para combinar en un solo evento diferentes necesidades urgentes del arte emergente en Cuba: la disponibilidad de espacios de exhibición y promoción (galerías en buen estado); apoyo en la producción de la obra (a través de dotaciones económicas que se otorgan como premios); la provisión de medios de comunicación según los artistas premiados; apoyo promocional y logístico en la producción de una exposición personal (en muchos casos, la primera exposición individual para un artista joven).

EL MERCADO

Desde la perspectiva del mercado, El post-it ha tenido una especie de estigma que lo encasilla como un evento puramente comercial, cuyo único propósito es “comercio” con el trabajo de jóvenes artistas. De hecho, su principal interés es la promoción de estos creadores.

Obviamente, los fundadores del certamen lo concibieron a partir de la certeza de que de estas jóvenes generaciones podrían surgir figuras importantes del arte cubano en el futuro.

Y el apoyo y la promoción sostenidos de la institución podrían mantener intactos el diálogo y la colaboración con los artistas.; algo que inevitablemente también podría tener resultados comerciales.

Aún es pronto para consolidar esa relación. De hecho, se ha perdido el vínculo con algunos de los artistas ganadores, debido a los continuos cambios de galeristas y directores, cada uno con nuevas concepciones y estrategias de trabajo, algunos más exitosos que otros.

En cuanto a los resultados económicos, quizás no hayan sido como se esperaba, aunque en cada edición del concurso se ha vendido al menos una obra.

Durante las primeras ediciones, la inauguración de la exposición del certamen se benefició del restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos; hecho que modificó la situación del mercado del arte cubano. Se recibieron visitas de importantes coleccionistas y galeristas norteamericanos interesados ​​en seguir de cerca la trayectoria de algunos de los participantes..

La idea de realizar el concurso siempre en la misma fecha (Septiembre de cada año) tenía la intención de sentar un precedente para futuras agendas de viajes de coleccionistas a La Habana.

Ciertamente, una concepción ideal del concurso incluía el alcance de una cartera de clientes con la que ofrecer oportunidades de venta a todos los artistas participantes, para poder apoyar la producción de sus obras incluso sin haber sido premiados.

LA IMPRESIÓN DE UN CONCURSO

Después de seis ediciones, Se repite una constante entre los creadores que deciden presentar proyectos ante la decisión del jurado: muchos de estos jóvenes ni siquiera están interesados ​​en obtener uno de los premios que otorga el concurso, pero la mera posibilidad de ser seleccionados y exhibir su trabajo en la muestra del concurso es el motivo fundamental que los impulsa a presentarse.

Porque han verificado con precisión – de las experiencias de otros compañeros participantes en ediciones anteriores – que la exposición del concurso es una oportunidad de visibilidad ante un público especializado, de donde surgen invitaciones de comisarios para participar en otros proyectos; galerías que te ofrecen exposiciones personales; y también comienzan a ser objeto de atención por parte de críticos e investigadores … y tienen la posibilidad de vender su obra.

Algunos de los artistas participantes, a pesar de que eran muy jóvenes, haber experimentado la invitación a la nómina de una galería cubana o extranjera, que a partir de entonces empezó a representarlos.

Por otro lado, las dotaciones económicas otorgadas a los ganadores (3,000 y 1,500 CUC) son considerablemente altos en comparación con otras competiciones similares en el país e incluso a nivel internacional. Una breve investigación en Internet sobre los concursos de artes visuales para jóvenes artistas nos permitió saber que, con excepciones muy específicas (como el premio internacional de Luxemburgo para artistas emergentes, para nombrar unos pocos), la mayoría de estos eventos ofrecen premios mucho más bajos que los otorgados por Post-it.

Durante la década, Se han regularizado los programas de ayuda a proyectos culturales y artísticos de las embajadas establecidas en Cuba., los casos más notables son los de Noruega, Suiza, Holanda, Austria, y españa. Estas formas de ayudar a la producción de una obra o exposición específica llenaron un espacio no ocupado por las instituciones culturales del país.. Publícalo, en representación del Fondo Cubano de Bienes Culturales, luego se insertó como otra opción válida, pero ahora facilitado por una institución del Estado cubano.

Esta circunstancia comenzó a regenerar el diálogo entre artista e institución.; y logró que muchos creadores recuperaran su confianza en el trabajo de las galerías regidas por el Fondo Cubano de Bienes Culturales.

Finalmente, Los resultados de cada edición del concurso quedan registrados en un catálogo diseñado por jóvenes diseñadores cubanos y con una calidad de impresión indiscutible.. La oportunidad que representa para un artista en formación que su obra sea catalogada en un material impreso, significa la permanencia en un documento que puede ser consultado por generaciones posteriores.

Una de las expresiones que resumen la importancia del concurso para el arte cubano es la que se refiere a una “generación Post-it”, refiriéndose a los concursantes y ganadores de las dos primeras ediciones. Son jóvenes que ya se habían ido dando a conocer y que el certamen acabó legitimando en el panorama artístico cubano contemporáneo..

Sandra García Herrera (la Habana, 1988) es el gerente de la Galería en Galiano Gallery, la Habana, desde enero 2015. Es Miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en la Sección de Crítica e Investigación, ya que 2008 y tiene un título de Maestría en Historia del Arte, Facultad de Artes y Letras, Universidad de la Habana, desde septiembre 2017.