– Por Virginia Alberdi Benítez –

La pandemia del coronavirus ha tenido repercusiones incalculables no solo en los órdenes sanitario, económico, material y financiero a escala mundial, sino también en la vida cultural de casi todos los países. Si, para decirlo con el concepto de Mc Luhan, la internacionalización de las relaciones sociales había llevado a conformar una aldea global, en la que la comunicación emergió como un factor de primerísimo relieve, las nuevas circunstancias imperantes confirmaron tendencias y acentuaron procesos en ese campo que implicaron un cambio radical en los modos de reconocimiento e interacción entre los seres humanos.  

Ello se ha revelado particularmente en el arte. O para decirlo con mayor propiedad en los canales de creación, circulación y apreciación de las artes. Cada una de estas instancias merece un análisis por separado, aunque como es lógico no debe soslayarse a fin de cuenta un abordaje integrador.

Debemos hacer una importante salvedad, el cambio de paradigma no es transitorio ni circunstancial. Aunque evidentemente la influencia del contexto en que se ha desenvuelto el mundo en los últimos dos años no puede ser soslayado, se veía venir el salto hacia ya un buen tiempo. 

IEn el centro de Abril - exhibición en realidad virtual
En el centro de Abril – exhibición en realidad virtual

El filósofo estadounidense Philip J. Kruger observó en 2010 cómo la irrupción de la realidad virtual en la vida cotidiana implicaba la necesidad de “repensar  hábitos y rutinas  en la apropiación de conocimientos y en el modelaje de acciones destinadas a transformar la realidad circundante” y alertó acerca de que por mucho que algunos se resistieran al cambio, “este será imparable, por lo que debíamos propiciar su advenimiento para hacerlo más fácil a las generaciones que vivirán el planeta en la próxima década”.

Solo en la medida en que esto se entienda, podrá comprenderse cabalmente la naturaleza del cambio vinculada con la revolución tecnológica de más reciente generación, la reconfiguración de las redes globales de comunicación y la transformación de las prácticas culturales. No estamos ante la convocatoria de una comunidad de iniciados o elegidos, sino ante un hecho consumado de dimensiones planetarias.

De momento, llamaremos la atención sobre la migración del arte hacia el ciberespacio- fenómeno que como veremos no es nuevo- y su incidencia en la irradiación y recepción de la producción artística y los eventos relacionados con ella.

En la medida que en los últimos decenios se han ido desarrollando las nuevas tecnologías de la información, la circulación del arte ha encontrado resonancia en estas valiosas y cada vez más frecuentes plataformas de creación y difusión.

No hay museo, galería, agencia de promoción y comunicación, artista, que haya estado al margen del uso de estas tecnologías. Hoy día es posible admirar algunas de las obras más emblemáticas de la historia del arte, con increíble detalle, desde el monitor de una computadora o desde un teléfono celular. Art Basel, ante la cancelación de su feria de arte en Hong Kong – que debía tener lugar del 19 al 21 de marzo de 2020 – decidió abrir salas de visualización en línea. De esta forma permitió a 235 galerías de todo el mundo exhibir los trabajos de sus artistas en diversas disciplinas incluyendo pintura, escultura, dibujos, instalación, fotografía, vídeos y obras digitales. 

¿Hacia dónde conduce esto? ¿Acaso significan que los museos y galerías son obsoletos, que las personas dejarán de visitar exposiciones, que el contacto directo con la producción artística quedará en el pasado? Nada de eso. Coexistirán unos y otros espacios, tal como han coexistido el teatro con el cine, el cine con la televisión, y las transmisiones abiertas con el streaming. Pero indudablemente la revolución tecnológica digital y la apertura y el ensanchamiento de nuevas posibilidades comunicativas sitúan una perspectiva a la que no solo nadie, quiéralo o no, es indiferente, a la vez que plantea retos para todos los eslabones que intervienen en la producción, circulación y recepción del arte.     

Si hasta 2020 la utilización de las herramientas asociadas al ciberespacio poseían mayoritariamente un carácter complementario, es decir como extensión y apoyo de la actividad principal – exposiciones, contactos comerciales, gestión promocional, y acceso al conocimiento- a partir de entonces se ha registrado un vuelco aun por estudiar a profundidad, mediante el cual la exhibición y la circulación de la producción artística en los espacios virtuales se ha incrementado y parece desplazar muchos de los espacios convencionales de contacto entre el arte y sus receptores

Conforme el mercado laboral dentro de las relaciones de producción ha confirmado la prevalencia de modalidades como el teletrabajo, conforme en los procesos pedagógicos se han expandido los sistemas de educación a distancia, en el mundo del arte se aprecia cada vez más un acentuado protagonismo del aprovechamiento de los espacios virtuales para la exhibición y circulación de sus creaciones. Más allá de la población cada vez más numerosa de portales y sitios web cabe considerar el uso de las redes sociales dígase Facebook, Pinterest, Flickr e Instagram; estas últimas por el peso de su amplio perfil visual, merecen destaque. Como quiera que sea, las redes permiten un enfoque mucho más centrado que el de las páginas web en el ciberespacio, de tal vastedad que resulta difícil conseguir visibilidad si no se poseen recursos publicitarios previamente abonados.  

No puede ignorarse tampoco que en las redes generalistas los contenidos son tan diversos como usuarios existen. Cierto que se favorecen agrupamientos por afinidades e intereses. En Facebook, la red de mayor circulación, las publicaciones de artistas, instituciones y promotores abundan. Instagram se puebla de imágenes y referencias artísticas. Pero en materia de promoción especializada y exhibición artística carecen de profundidad y funcionalidad específica. Un caso interesante es el de Reddit, que dentro de su corte generalista ha pasado a fomentar subdivisiones

De ahí la pertinencia de las plataformas especializadas, algunas de ellas en constante crecimiento, sin que por ello dejen de ser controvertidas. Quizá la más conocida sea Devian Art, creada en el año 2000 y registros actuales de millonarias  visitas mensuales.

Algunos subrayan la creciente popularidad entre artistas y promotores de Tumblr, plataforma de microbloggers lanzada desde Manhattan en 2007, con más de un centenar de millones de usuarios registrados. Conviven, en lo que respecta a materia artística,  músicos, empresarios, creadores visuales, performers, diletantes y curiosos. Mezcla de Torre de Babel con laberinto, en el que hay que saber buscar lo que se quiere. Mucho más efectiva para no pocos artistas resulta Behance, por las posibilidades distributivas de sus contenidos, lo cual ahorra tiempo a los usuarios. 

De todo esto se deben extraer al menos tres conclusiones. El tránsito del arte por el ciberespacio es uno de los signos que definen la cultura de nuestra época, a la altura del inicio de la tercera década del siglo XXI. La aceptación palmaria de tal hecho debe conducirnos a la familiarización con los usos y perspectivas del ciberespacio.

La circulación de producciones artísticas en las redes sociales implica un nivel de socialización exponencialmente superior a todo cuanto se había logrado con anterioridad. Por encima de controversias, carencias, críticas e insuficiencias, el arte ha conquistado de manera definitiva las redes sociales, por lo que debe asumir esta realidad con responsabilidad y creatividad.

En Cuba, pese a conocidas limitaciones tecnológicas, se han intensificado los esfuerzos con la participación de artistas,  instituciones y audiencias en las plataformas digitales consagradas al arte han ido creciendo en los últimos años de manera exponencial, lo cual constituye una evidencia de que para unos y otros en la isla existe la convicción de que el futuro de su actividad pasa por las vitrinas virtuales.  

Por último, más no menos importante, la teoría y la crítica de arte, ante el evidente cambio de paradigma, se hallan abocadas a replantear y reajustar  sus herramientas metodológicas y conceptuales para responder con pertinencia a lo que ya existe y, sobre todo, a lo que sobrevendrá en la medida que avance y se consolide la comunión entre el arte y los nuevos espacios de exhibición, circulación y recepción. En próximas entregas abordaremos las incidencias en el mercado del arte, la creación, la modelación del consumo y la percepción, la especificidad del arte digital y los retos en la formación artística.  

La Habana, abril de 2021

Virginia Alberdi
Virginia Alberdi Benítez (Havana, 1947) Graduate from the Higher Pedagogic Institute Enrique José Varona, 1970. Art critic, editor of Artecubano ediciones. During more than twenty years she was a Specialist in Promotion at the National Council for Plastic Arts (CNAP). During five years she was a senior specialist at the gallery Pequeño Espacio, at CNAP. She has curated numerous solo and group exhibitions. Her texts appear as collaborations in La Jiribilla, Granma newspaper, the tabloid Noticias de Arte Cubano, the magazines Artecubano, On Cuba, Acuarela. She has written texts for catalogues of different artists.